La tos y los resfriados recurrentes son, a menudo, una característica de la infancia temprana que la mayoría de los padres desestiman de manera acertada como un ritual de iniciación desagradable. Incluso, algunos pueden llegar a describir estas enfermedades como necesarias para el desarrollo de los sistemas inmunitarios.
Sin embargo, para una pequeña cantidad de padres, este ciclo repetido de enfermedades frecuentes en la infancia puede apuntar al síndrome de Hunter (también conocido como mucopolisacaridosis tipo II; MPS II), una enfermedad genética poco frecuente que afecta a uno de cada 162 000 niños recién nacidos, en su mayoría de sexo masculino.
Debido a la forma en que se presenta por primera vez, el síndrome de Hunter puede ser difícil de diagnosticar para los médicos. Los síntomas difieren en cada niño y, frecuentemente, se superponen con enfermedades infantiles frecuentes. Esto puede hacer que el trayecto hacia el diagnóstico sea largo. Al hablar de su experiencia con los primeros síntomas, Toni Ann, que tiene dos hijos con la enfermedad, dice lo siguiente:
Cuando nació, Aiden era un bebé hermoso y sano, pero tenía infecciones frecuentes en el oído y nos decían que eran comunes. Le colocaron dos juegos de tubos en los oídos y, luego, le retiraron los adenoides cuando tenía un año y medio. Se resfriaba mucho.
- Toni Ann, madre de dos hijos con síndrome de Hunter

